Las arañas, si bien son repulsivas para mucha gente, en general son benéficas, puesto que cumplen un rol ecológico. Esto, porque además de controlar poblaciones de insectos, contribuyen a la restauración de la vida posterior a incendios, ya que son las primeras en colonizar aquellas zonas; son muy resistentes y capaces de sobrevivir en ambientes devastados, estimulando la atracción de otras especies de animales que se alimentan de ellas, los cuales dispersan semillas y pólenes, facilitando así la entrada de nuevas especies vegetales y animales que contribuirán a la recuperación del ecosistema.
En Chile existen dos especies venenosas: la Araña de Rincón (Loxosceles laeta) y la Araña del Trigo (Latrodectus mactans).
Frente a la mordedura de una araña, la recomendación es poner hielo en la zona afectada inmediatamente, para ayudar a la inactivación del veneno, que es lábil a bajas temperaturas; esto también generará vasoconstricción, disminuyendo así su diseminación a través del torrente sanguineo. Inmediatamente se debe acudir a un centro asistencial, y si antes se logra detectar la araña que mordió, es importante llevarla consigo para su posterior identificación, y efectivo tratamiento médico.